viernes, 28 de noviembre de 2008

Esperanza en Occidente


Por suerte, a mis veintiséis años, todavía hay cosas que mi razón de ser no alcanza a entender. Y entre esta suma de cosas se encuentra la última perla de mi querida y respetada Esperanza Aguirre, quien aseguraba tras los atentados en Bombay, que hay gente que quiere acabar con Occidente.

Pero, ¿acaso alguien duda de lo que dice este referente político? ¿No es algo que todos tenemos claro? ¿Aún tenemos dudas de que no soportan nuestra felicidad capitalista?

Vivimos en una sociedad libre a más no poder, y el que tenga dudas, que pregunte. Hemos tenido una educación envidiable, llena de valores progresistas y laicos. Somos tan libres que estamos todos delante de un ordenador buscando series de televisión, foros deportivos o películas porno. Incluso hay quienes escriben blogs u opinan en ellos. Pero lo hacemos porque queremos, eh! que nadie nos obliga. Colgamos nuestras vidas en las redes sociales como Tuenti o Facebook por voluntad propia, porque tenemos libertad de pensamiento, y ahí que vamos.

Cuando nos juntamos con los amigos, hablamos de cosas realmente interesantes. Pasando de rollos introspectivos.

-¿Sabes algo de ‘Lost’? Tío, tienes que verlo.

- Hostia, nene, no veas qué fiesta me metí el sábado pasado. Estuve toda la noche pico y pala con una erasmus, pero nada, tío, la pedazo de puta no se dejó.

- Pues yo acabé en un after y me puse hasta el tapón. No veas tío, qué desfase.

- Pues yo quiero ir el finde a Valencia.

- Pues yo..

- Pues yo..

Y así durante horas. Nos encanta escuchar al otro, no hay nada más importante. Mira los modelos que nos venden, arriba el éxito por el éxito, da igual cómo lo hagas, lo que importa es que lo hagas: cantes, bailes, folles bajo una manta, dejes a tus hijos con una niñera, construyas una casa.. Todo vale. Hay que ser famoso haciendo cualquier cosa. No necesito que me reconozcan, me basta con que me conozcan. Pero por favor, no me odien por ello, que soy libre de hacer lo que quiera con mi vida, ya soy mayorcito. Si puedo votar, será por algo.

Tenemos coches, casas en la ciudad y para veranear, televisiones de plasma, un móvil para el trabajo y otro para la novia con tarifa plana, portátiles con conexión a internet, libros en la estantería cogiendo polvo, banderas del ché y de España, pantalones de pinza último modelo, planchas para el pelo, bolsos de Piolín y la mala costumbre de comer cuando queramos.

Yo no sé por qué nos odian los moros. Y no me digan que en Bombay no son moros, porque son todos iguales desde Turquía hasta el Vietnam pasando por África, que no pilla de camino pero da igual. Son todos unos radicales que no tienen ni puta idea de nada, qué vergüenza. Con escoria como esta el mundo no avanza.

Si ellos son los primeros que tratan mal a la mujer, les tapan la cara y encima no tienen derechos. Y seguro que no soportan que aquí las mujeres estén de puta madre, que tengan los mismos derechos laborales que los hombres, que no sean sometidas y que además puedan desnudarse para una revista y cobrar una pasta. Anda, toma libertad.

Desde luego, yo no sé por qué nos odian. Trabajamos como mulos para vivir mejor, es decir, con más cosas. Porque cuantas más tenemos, más felices somos. Y no me vengas con cuentos chinos. Por cierto, que hablando de chinos, mira qué bien que tratamos a todos los que vienen de allí. Mucho quejarse, pero mira que aquí no les falta de nada. Les das la mano y te cogen el brazo. Cualquier día..
Ellos no tienen problemas con el Ibex35, el Euribor.. Joder, no tienen que pagar hipotecas, y los pisos seguro que están más baratos.

Que quede clarito que yo, cuando habla esta señora, me pongo de pie para mostrarle mis respetos. Después, hago una genuflexión y me santiguo. Gracias por la lección, señora. Ahora me marcho, que tengo cosas más importantes que hacer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todo eso está muy bien, pero refleja el mundo de aquellos que te pueden leer. El mundo de quien tiene para comprarse un ordenador y un acceso a internet porque le sobra para ello. Pero existe otro mundo muy amplio que, por desgracia, no se lo puede permitir. Estos días estamos asistiendo a ello, con las imágenes de poblados periféricos de Madrid, en los que la miseria es la nota predominante. Poblados que van a más en los alrededores de cualquier gran ciudad (y no tan grande). Ninguno de los habitantes de esos suburbios te podrá contestar a lo que has escrito, no porque no tenga internet, sino sencillamente porque, a estas alturas del siglo que estamos, no sabe aún leer. No nos olvidemos de que también existen. Y que no es oro todo lo que reluce a nuestro alrededor. Un saludo.