martes, 18 de noviembre de 2008

El color de la vergüenza

“Póngame un poco de pintura”. Eso debió ser lo que Miquel Barceló le dijo al ministro Miguel Ángel Moratinos para pintar las Sala XX del Palacio de Naciones Unidas en Ginebra. Quizá, por aquello de la ciudad, el artista mallorquín invitó antes a todo el Ministerio de Exteriores a una de Gin tonic. Porque está claro que 20 millones de euros dan para muchas rondas.

Y es que ver a los Reyes de España mirando al techo no tiene precio. Tampoco lo tiene ver al Gobierno dando explicaciones. Ni siquiera a Zapatero preguntando por el significado de la palabra es-ta-lac-ti-ta. Pero que no se asuste el presidente, la crisis no ha cambiado de color: los números siguen en rojo, y el paro, hasta con Obama en la Casa Blanca, pinta negro. Para todo lo demás está “Master FAD” (Fondos de Ayuda al Desarrollo). En este caso, la tarjeta, aunque no el crédito, corre a cuenta del Ejecutivo español.

Sin embargo, no ha sido el único escenario pintoresco al que hemos asistido en estos días. A la palestra informativa han saltado numerosos personajes que bien podrían ser el relleno de la despilfarradora ensaimada del artista mallorquín.
Y todo, por la culpa de la iniciativa de Comisiones Obreras “Apadrina a un becario”. Una campaña que denuncia la precariedad laboral sufrida por los jóvenes titulados cuando salen al mercado, y que la actualidad ha querido laurear.

Porque precisamente las palabras campaña y mercado son las que han llevado al colorido líder del Ejecutivo a la cumbre del fin de semana en Washington. Aunque eso sí, becado por el presidente francés Nicolás Sarkozy. Lo que en términos universitarios se traduciría como una mini Erasmus o mini Fulbright dentro del G-20.

Más alejada del panorama internacional, La Campos, que nada tiene que ver en orografía con De la Vega, ha destapado el yogur de un nuevo periodismo. A partir de ahora aludiremos al “papel corrupté”, que a diferencia del couché, emplea un nuevo tipo de soporte: los billetes de quinientos euros. La presentadora entrevistó al ex jefe de la Guardia Civil, Luis Roldán, con un falso pintalabios de inquisidora, y al final el carmín manchó a la audiencia, que precisamente no le regaló besos en sus mensajes.
Además, la malagueña con sus comentarios demostraba que su beca exactamente no era de investigación. Y quizá le hubiera venido mejor una ayudantía con Manuel Cerdán o José Maca.

Otros, como George W. Bush han permanecido ochos años subvencionados por el pueblo norteamericano. Por desgracia el tejano se ha convertido en un experto en invasiones, y no en hacer fotocopias y poner cafés, práctica que hubiera estado mucho más a su alcance. Mientras, se encuentran figuras de la talla de John Mccain y el Rey mago Llamazares. El primero, que acabará su carrera política de becario, y el segundo, que ha estado ocho años en Belén con los pastores esperando que llegara el nuevo Mesías de Izquierda Unida. Sin embargo, hay algo que tienen todos en común: el color de la vergüenza.

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