viernes, 28 de noviembre de 2008

Esperanza en Occidente


Por suerte, a mis veintiséis años, todavía hay cosas que mi razón de ser no alcanza a entender. Y entre esta suma de cosas se encuentra la última perla de mi querida y respetada Esperanza Aguirre, quien aseguraba tras los atentados en Bombay, que hay gente que quiere acabar con Occidente.

Pero, ¿acaso alguien duda de lo que dice este referente político? ¿No es algo que todos tenemos claro? ¿Aún tenemos dudas de que no soportan nuestra felicidad capitalista?

Vivimos en una sociedad libre a más no poder, y el que tenga dudas, que pregunte. Hemos tenido una educación envidiable, llena de valores progresistas y laicos. Somos tan libres que estamos todos delante de un ordenador buscando series de televisión, foros deportivos o películas porno. Incluso hay quienes escriben blogs u opinan en ellos. Pero lo hacemos porque queremos, eh! que nadie nos obliga. Colgamos nuestras vidas en las redes sociales como Tuenti o Facebook por voluntad propia, porque tenemos libertad de pensamiento, y ahí que vamos.

Cuando nos juntamos con los amigos, hablamos de cosas realmente interesantes. Pasando de rollos introspectivos.

-¿Sabes algo de ‘Lost’? Tío, tienes que verlo.

- Hostia, nene, no veas qué fiesta me metí el sábado pasado. Estuve toda la noche pico y pala con una erasmus, pero nada, tío, la pedazo de puta no se dejó.

- Pues yo acabé en un after y me puse hasta el tapón. No veas tío, qué desfase.

- Pues yo quiero ir el finde a Valencia.

- Pues yo..

- Pues yo..

Y así durante horas. Nos encanta escuchar al otro, no hay nada más importante. Mira los modelos que nos venden, arriba el éxito por el éxito, da igual cómo lo hagas, lo que importa es que lo hagas: cantes, bailes, folles bajo una manta, dejes a tus hijos con una niñera, construyas una casa.. Todo vale. Hay que ser famoso haciendo cualquier cosa. No necesito que me reconozcan, me basta con que me conozcan. Pero por favor, no me odien por ello, que soy libre de hacer lo que quiera con mi vida, ya soy mayorcito. Si puedo votar, será por algo.

Tenemos coches, casas en la ciudad y para veranear, televisiones de plasma, un móvil para el trabajo y otro para la novia con tarifa plana, portátiles con conexión a internet, libros en la estantería cogiendo polvo, banderas del ché y de España, pantalones de pinza último modelo, planchas para el pelo, bolsos de Piolín y la mala costumbre de comer cuando queramos.

Yo no sé por qué nos odian los moros. Y no me digan que en Bombay no son moros, porque son todos iguales desde Turquía hasta el Vietnam pasando por África, que no pilla de camino pero da igual. Son todos unos radicales que no tienen ni puta idea de nada, qué vergüenza. Con escoria como esta el mundo no avanza.

Si ellos son los primeros que tratan mal a la mujer, les tapan la cara y encima no tienen derechos. Y seguro que no soportan que aquí las mujeres estén de puta madre, que tengan los mismos derechos laborales que los hombres, que no sean sometidas y que además puedan desnudarse para una revista y cobrar una pasta. Anda, toma libertad.

Desde luego, yo no sé por qué nos odian. Trabajamos como mulos para vivir mejor, es decir, con más cosas. Porque cuantas más tenemos, más felices somos. Y no me vengas con cuentos chinos. Por cierto, que hablando de chinos, mira qué bien que tratamos a todos los que vienen de allí. Mucho quejarse, pero mira que aquí no les falta de nada. Les das la mano y te cogen el brazo. Cualquier día..
Ellos no tienen problemas con el Ibex35, el Euribor.. Joder, no tienen que pagar hipotecas, y los pisos seguro que están más baratos.

Que quede clarito que yo, cuando habla esta señora, me pongo de pie para mostrarle mis respetos. Después, hago una genuflexión y me santiguo. Gracias por la lección, señora. Ahora me marcho, que tengo cosas más importantes que hacer.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Ideología en el bolsillo

El mundo necesita un café. Tres semanas después del triunfo de Barack Obama, el planeta azul observa como requiere una buena dosis de cafeína. Ya lo anunciaba el presidente electo norteamericano este fin de semana. Su equipo pondrá en marcha a partir del 20 de enero un plan para estimular la economía, centrado en la energía y las infraestructuras, y en salvar dos millones y medio de empleos. Aunque en este caso, y a diferencia de los 700.000 millones de dólares del Plan Bush, la ristra de excitantes tenga un color más bruno, y no huela para nada a ajo.

Sin embargo, y quizá por aquello de la tez descafeinada, el demócrata ha preferido que la futura cafetera gubernamental estadounidense no peque de neófita, y contenga un buen chorreón de lactosa. Para ello, Obama ha tirado de las páginas blancas de Washington y ha entrevistado en su particular proceso de selección a Brent Scowcroft, consejero nacional de seguridad del primer presidente George Bush o a Hilary Clinton, que será a todas luces la próxima secretaria de Estado. Porque nada mejor que un poco de "caseína política" para definir el nuevo músculo del cambio. No vaya a ser, que le entre sueño al nuevo sueño americano.

Mientras en Francia, el Partido Socialista galo aún no despierta de su asombro, tras la victoria de Martine Aubry el pasado sábado. La alcaldesa de Lille se impuso por 42 votos a Ségolène Royal en la carrera por dirigir el PS francés. Los más de 137.000 militantes socialistas optaron por el aroma de la responsable de la semana laboral de 35 horas, al recuelo de una candidata cocida por segunda vez tras su derrota en mayo de 2007 frente a Nicolas Sarkozy. Sin embargo, y ahora que está tan de moda lo de ceder asientos, si que les vendría muy bien a las dos sentarse a tomar algo, para dejar un buen sabor de boca a sus futuros votantes.

Hay quienes escogen también estos días el café soluble. Sacyr-Vallehermoso espera que el acuerdo con la petrolera Lukoil sea fácil de preparar, y que la taza del 20% del accionariado de Repsol YPF que posee pase pronto a los rusos. Pero no a todos les atrae el bálsamo de esta venta. Al Gobierno le quema la jícara en las manos y el Partido Popular la critica cuando fueron ellos quienes privatizaron la empresa española. Olvidándose de que aquí lo importante es controlar las cucharadas en el suministro y que no se diluyan los intereses españoles.

Por su parte, el cortado de las últimas semanas ha sido Txeroki. Tras su detención en Cauterets, se ha puesto fin a la esencia de un terrorista puramente sanguinario. Los datos de la investigación sobre “el jefe militar” de ETA revelan la situación de una banda fracturada. Y donde una de las principales causas de división fue la creencia de Txeroki, de que el antiguo “jefe político” de la banda, Thierry, quería ahogar a los suyos económicamente.

Otros prefieren nadar, y nunca mejor dicho, en el mar de la abundancia. Son los piratas somalíes, hechizados por el oro negro que no el grano. Pues a pesar de no tener ya pata de palo y parche en el ojo, no notan la diferencia entre la marca Moka, y la ciudad portuaria yemení de Moca, en el Mar Rojo arábigo.

Y es que ninguno de los de antes sabe cuanto cuesta hoy un café, y sino, que se lo pregunten a Zapatero. Porque cuando se trata de pagar, da igual mirar a la derecha o a la izquierda, lo importante aquí parece ser tener la ideología en el bolsillo.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Salvados por Cuéntame

Hay veces que un tema permanece vivo a lo largo y ancho de toda una semana. En esta ocasión, el tema venía marcado desde el pasado domingo hasta esta misma noche. Hagamos memoria ya que esta viene a ser la protagonista de hoy, cuando debería serla de siempre.

El pasado domingo La Sexta, que es una cadena de televisión, emitió en su habitual franja horaria el programa SALVADOS, conducido por Jordi Évole –alias ‘follonero’- y el off de David Picó (ambos profesores míos, literalmente hablando). Se trata de un espacio muy bien trabajado a nivel de guión y realización, y eso se nota, claro está. Évole se encarga de coger al títere, reírse de él y con él, y ya de paso, dejarle sin cabeza.

Hay sitio para el sarcasmo pasado vuelta y vuelta, para la risa del cómplice, para lo pensado, lo espontáneo, la autocrítica y el descaro de un tipo que hace aquello que a todos nos gustaría hacer pero no nos atrevemos. Évole tiene esa habilidad y la cara de niño malo que, tras hacerte una putada, no tienes otra que reírte. Porque de eso se trata. En SALVADOS no sólo importa el qué, sino también el cómo. Y eso, en una noche televisiva tan pobre, descuidada y abandonada como la de un domingo, no es precisamente moco de pavo.

Como decía, en la edición del pasado domingo Évole se fue al Valle de Los Caídos con la excusa de la antesala del aniversario de la celebrada muerte de un tipo de cuyo nombre no tengo ganas de acordarme. Contó con la ayuda del Responsable de tan escalofriante templo, un tipo tan fascista como simpático, con un sentido del humor y un respeto al trabajo de los demás realmente admirable y envidiable, y sin el cual este SALVADOS no habría sido más que otro programa de cámara oculta pero sin cámara oculta.

Entre todas las joyas que nos regaló el dueto formado por Évole y este tipo de cuyo nombre sí quisiera acordarme pero ahora no me viene, destaco sin ninguna duda el momento en que El Follonero lanza un ramo de flores con los colores republicanos sobre la tumba del dictador. Hay muchísimos momentos más, pero rescato este que resume la idea esencial: si después de treinta y tres años la sociedad no ha aprendido a reírse con la inteligencia necesaria del mayor asesino de su historia, poco hemos avanzado entonces.

Por suerte, y a pesar de las amenazas de algunos nostálgicos de un régimen que ni siquiera vivieron, algo sí que hemos avanzado en este país. Y de ahí, el breve pero mejor que resuelto speech de Évole ante una tumba que, más de treinta años después, sigue oliendo a podrido:

‘Paco, te voy a contar cómo está España. ¿Sabes quién manda? El nieto de un republicano. Y a los invertidos les llaman gays y se pueden casar, ¡y el Real Madrid lo han eliminado de tu Copa, bueno, la tuya no, la del Rey. Lo ha eliminado un equipo vasco.’

Amén.

Para hacer un programa como SALVADOS, es necesaria una serie como CUÉNTAME CÓMO PASÓ. Porque no podemos reirnos del presente si no conocemos el pasado. Y me van a permitir que diga algo que pienso con la boca bien grande: esta serie es la mejor que se ha hecho en la historia de nuestra televisión, pública, privada, y la madre que nos parió.
Cuando esta serie comenzaba su andadura en TVE allá por septiembre de 2001 todos mis amigos y conocidos, la mayoría de ideologías más o menos progresistas, echaban pestes por la boca de esta producción. Cierto es que la mayoría jamás había visto un minuto de ella, pero todos usaban ese argumento que se había expandido al nacer en el seno de una televisión pública entonces comandada por el Partido Popular: la serie, decían, era brutalmente concesiva con la Dictadura.

Probablemente aquellos que utilizaban ese argumento olvidan que una familia media-baja como los Alcántara de los sesenta vivía bajo esa opresión e ignorancia que a todos adormecía y acongojaba. Claro, que no sirve de mucho explicar esto a quienes no se fijaron en las tramas de los hijos (ni en ninguna otra, obviamente), aquellos que enseñaron a sus padres a pensar políticamente a cambio del calor familiar, unas veces a favor y otras en contra. Algunos ni siquiera se pararon a pensar de qué pie podía cogear una serie que contaba con actores pronunciados políticamente como Imanol Arias, Fernando Fernán-Gómez, Enrique San Francisco y Tony Leblanc.

Si CUÉNTAME CÓMO PASÓ habla de algo, no es de la Transición Política en España que sirve como marco histórico, sino de la Transición del propio individuo consigo y su entorno. Una Transición escrita con mayúsculas porque viene marcada por el aprendizaje de los errores y aciertos propios, así como de las Transiciones que vive la gente que te rodea desde que la conoces un día hasta la trigesimoquinta cita en que vuelves a redescubrirla. Sólo quien haya visto un mínimo de dos o tres temporadas de esta serie, sabrá la transformación que han sufrido y siguen sufriendo todos y cada uno de los personajes, tanto principales como secundarios. Aunque hablar en CUÉNTAME CÓMO PASÓ de secundarios, casi ofende. La misma serie es en sí una transición televisiva: de una realización casi primitiva a una realización que más de una y dos películas tendrían que envidiar (mucha culpa de ello tiene el actual director, Antonio Cuadri, ex de la mejor época de LO+PLUS).

¿Secretos? Ninguno: mucho, muchísimo trabajo. Unos quiones redondos (cada final de temporada debería ser estudiado en las Escuelas de Cine y TV de este país tan injustificadamente crítico con lo suyo, sobre todo cuando el producto funciona en el mercado), una realización extremadamente cuidada y mimada, un elenco de actores principales y secundarios de primerísima división y un servicio de documentación traducido a escena jamás visto antes en TV.

Sólo un apunte más: por veinticinco pesetas, nombres de series o programas españoles que duren siete años en antena sin cambiar de día ni de hora. OT no pudo con ella. Gran Hermano tampoco. Es un pan bendito que tenemos que cuidar en nuestra maltratada TV. Por el momento, sólo puedo aplaudir ante dos hechos indiscutibles: primero, que la serie, después de siete años y diez temporadas, sigue estando a la altura, y segundo, que va a más. Prueba de ello es que ha sido renovada por tres años más en TVE. Miguel Ángel Bernardeau, productor ejecutivo, lo tiene claro: la serie terminará en el momento merecido, las primeras elecciones democrácticas.

De nuevo, amén.

Resulta que la TV y la vida viven por caminos paralelos que raramente se cruzan en el momento oportuno. Da pena ver cómo, entre un Domingo con SALVADOS y un Jueves con CUÉNTAME CÓMO PASÓ, un Juez que va de valiente se echa atrás en el momento que todos esperábamos que demostrara esa fuerza y convicción moral que tanto predica / presume en sus libros y conferencias infumables. Meses y meses hablando de honrar a las víctimas, de conocer la verdad.. y a la hora de la verdad, por la boca muere el pez.

Claro que de Poderes no está el país para presumir. Del Administrativo, no voy a pronunciarme, vaya que pierda el turno en la cola. Del Judicial ya hemos visto la última perla, y prometo que hay muchas otras archivadas. Y del Ejecutivo.. Bueno, cinco años después de ganar las primeras elecciones, sigo viendo plazas, avenidas y calles con referentes tan democráticos como la División Azul o Muñoz Grandes. Se sigue permitiendo el uso de banderas antidemocráticas en manifestaciones de carácter político y deportivo. Aún permanecen intactos semblantes franquistas en muchas iglesias y, por supuesto, las fosas comunes siguen permaneciendo en el olvido, un hecho que no hace otra cosa sino agradar a aquellos que confunden el ejercicio de la memoria con el de remover la mierda.

No sorprende demasiado que el discurso sea repetido hasta la saciedad por los mismos que no quieren recordar, por si acaso alguien se acuerda de lo que pasó. Pero nada, habrá que seguir esperando. Quizá otra legislatura, porque cinco años no son nada. Pero cuidado, porque tres pueden ser demasiados, bien saben ustedes por qué lo digo.

Mientras el PSOE utiliza la Ley de la Memoria Histórica como golosina en el escaparate, tendremos que conformarnos con reirnos del presente después de conocer un poco el pasado, eso sí, siempre a través de la ventanita de la televisión. Si los políticos no usan su tiempo para trabajar, imagino que lo invertirán en su entretenimento, aunque algo me dice que sólo miran la tele cuando salen ellos.

jueves, 20 de noviembre de 2008

¿QUÉ TIENEN EN COMÚN EL TOUR Y EL WINDOWS?


El Presidente del Gobierno ha dicho hoy que la conmemoración de este día es algo “absolutamente marginal y testimonial”, y ha añadido que el que el franquismo esté cayendo en el olvido de la "memoria colectiva de la sociedad española" es "un buen dato". Y tiene razón. Hoy casi nadie se ha acordado de que hace 33 años un miserable dejó su existencia. Y eso que no faltan calles de Madrid que nos sigan recordando lo que con ese personaje acabó. Los generales Varela y Yagüe (éste no tiene nada que ver con la famosa Yagüe de nuestros días… creo) cuentan con su lugar en el callejero, y eso que fueron los responsables de la muerte de miles de personas por los bombardeos que ordenaron sobre la misma ciudad que aún los sigue distinguiendo…

Sin embargo, yo creo que hoy no es un día para ser negativos… Todo lo contrario, es un día de fiesta, de la fiesta de la libertad y de la alegría. Y qué mejor que hacerlo recordando qué ha sido este día en la Historia. Seguramente no sabrán que hoy hace 518 años, que se dicen pronto, un tal Joanot Martorell, valenciano, publicó Tirante el Blanco, la primera obra de caballerías impresa en la península y, sin duda, una de las obras más importantes de la literatura universal. O mejor, ¿saben que hoy se cumple el 219 aniversario de la primera ratificación de la Constitución de los Estados
Unidos de América? Fue Nueva Jersey, convirtiéndose en el primer estado que asumía la constitución que, a día de hoy, es la más antigua en vigor… O, ¿a que no saben qué pasó un día como hoy de 1902, en el Café de Madrid, en París? Pues que dos amigos pensaron en una prueba deportiva que con el tiempo se convertiría en uno de los espectáculos más importantes del calendario cultural del planeta: el Tour de Francia.

A los más frikis les gustará saber que hoy hace 23 años que salió a la venta la versión 1 de Windows. El sistema operativo más utilizado del mundo celebra su cumpleaños, pero no lo hace con confeti y con una tarta, o tomándose unas cervezas con los colegas (más propio de esos 23 añitos), sino que lo celebra recibiendo, muy p
robablemente, insultos y exabruptos cada treinta segundos. Pero Win (como lo llamamos los amigos) está acostumbrado a que se acuerden de su familia, y, de hecho, le gusta. De ahí que cuando menos nos lo esperemos, nos muestre uno de sus pantallazos azules.


Un año antes de que Windows nos iluminara el camino que teníamos en negro con MS-DOS, surgió, también un día como hoy, de la mano de Carl Sagan, el proyecto SETI. Desde hace 24 años, los científicos buscan incansablemente vida inteligente en el espacio… La cual, por el momento, se ha mantenido en silencio para los inmensos radiotelescopios que escrudiñan el cielo. Un cielo que, desde hace 3650 días, es decir, 10 años, posee una estrella más. Esa estrella nueva no está muy lejos, está muy cerca de nuestras cabezas. Gira alrededor de la Tierra muy, muy cerca,… es la Estación Espacial Internacional. Y es que desde el 20 de noviembre de 1998, la humanidad tuvo su primera estación espacial, no rusa ni americana, sino de toda la comunidad científica internacional, un símbolo de lo que se puede conseguir trabajando todos para todos…

Y es que aquellos que se creen que el 20-N es un día para dedicárselo a ese señor que amargó y destrozó tantísimas vidas, deberían saber que, además, el 20 de Noviembre es un icono de libertad. En 1917, los británicos consiguieron que las tropas alemanas se replegaran, en la batalla de Cambrai. En el 36, Primo de Rivera fue fusilado. En el 45, también un día 20 de Noviembre, se iniciaron los Juicios de Nuremberg contra la maldita cúpula nazi. O en la Praga del 89, donde comenzó la Revolución de Terciopelo, con cerca de medio millón de personas pidiendo a voces la democracia.


Así que hoy, a partir de ahora, cuando piensen en el 20 de Noviembre, no piensen en el galleguillo ése. Piensen que gracias a un 20-N, tenemos el Tour de Francia, o que tenemos a Windows para satisfacer nuestras necesidades de insultar a algo. Piensen que, cada 20-N, se alejan más las sombras de la destrucción que envolvió Europa por culpa del totalitarismo.

Pero si quieren pensar en algo realmente importante, piensen que un 20-N, allá por el 59, en un lugar llamado Naciones Unidas, se pensó en los más débiles (¿Es que nadie se acuerda de los niños?) y se promulgó la Declaración de los Derechos del Niño. 49 años después… ¿cuántos niños son explotados en el mundo? ¿Cuántas niñas son vendidas por cuatro perras,… o cuántas son prostituidas? Eso sí debería ocupar todos y cada uno de los medios de comunicación, y no que un indeseable la palmase tranquilamente en la cama de un hospital.



martes, 18 de noviembre de 2008

El color de la vergüenza

“Póngame un poco de pintura”. Eso debió ser lo que Miquel Barceló le dijo al ministro Miguel Ángel Moratinos para pintar las Sala XX del Palacio de Naciones Unidas en Ginebra. Quizá, por aquello de la ciudad, el artista mallorquín invitó antes a todo el Ministerio de Exteriores a una de Gin tonic. Porque está claro que 20 millones de euros dan para muchas rondas.

Y es que ver a los Reyes de España mirando al techo no tiene precio. Tampoco lo tiene ver al Gobierno dando explicaciones. Ni siquiera a Zapatero preguntando por el significado de la palabra es-ta-lac-ti-ta. Pero que no se asuste el presidente, la crisis no ha cambiado de color: los números siguen en rojo, y el paro, hasta con Obama en la Casa Blanca, pinta negro. Para todo lo demás está “Master FAD” (Fondos de Ayuda al Desarrollo). En este caso, la tarjeta, aunque no el crédito, corre a cuenta del Ejecutivo español.

Sin embargo, no ha sido el único escenario pintoresco al que hemos asistido en estos días. A la palestra informativa han saltado numerosos personajes que bien podrían ser el relleno de la despilfarradora ensaimada del artista mallorquín.
Y todo, por la culpa de la iniciativa de Comisiones Obreras “Apadrina a un becario”. Una campaña que denuncia la precariedad laboral sufrida por los jóvenes titulados cuando salen al mercado, y que la actualidad ha querido laurear.

Porque precisamente las palabras campaña y mercado son las que han llevado al colorido líder del Ejecutivo a la cumbre del fin de semana en Washington. Aunque eso sí, becado por el presidente francés Nicolás Sarkozy. Lo que en términos universitarios se traduciría como una mini Erasmus o mini Fulbright dentro del G-20.

Más alejada del panorama internacional, La Campos, que nada tiene que ver en orografía con De la Vega, ha destapado el yogur de un nuevo periodismo. A partir de ahora aludiremos al “papel corrupté”, que a diferencia del couché, emplea un nuevo tipo de soporte: los billetes de quinientos euros. La presentadora entrevistó al ex jefe de la Guardia Civil, Luis Roldán, con un falso pintalabios de inquisidora, y al final el carmín manchó a la audiencia, que precisamente no le regaló besos en sus mensajes.
Además, la malagueña con sus comentarios demostraba que su beca exactamente no era de investigación. Y quizá le hubiera venido mejor una ayudantía con Manuel Cerdán o José Maca.

Otros, como George W. Bush han permanecido ochos años subvencionados por el pueblo norteamericano. Por desgracia el tejano se ha convertido en un experto en invasiones, y no en hacer fotocopias y poner cafés, práctica que hubiera estado mucho más a su alcance. Mientras, se encuentran figuras de la talla de John Mccain y el Rey mago Llamazares. El primero, que acabará su carrera política de becario, y el segundo, que ha estado ocho años en Belén con los pastores esperando que llegara el nuevo Mesías de Izquierda Unida. Sin embargo, hay algo que tienen todos en común: el color de la vergüenza.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Bocazas en pelotas


En nuestros días no hay nada que llene más hojas de periódicos ni minutos de informativos que las declaraciones desafortunadas, los patinazos y las paridas. La mayoría de ellas, sacadas de contexto, claro. Pero esto importa poco, lo que mola es reírnos de la cantidad de soplapolleces que pueden llegar a salir de las bocas de las celebridades.

No es lo mismo que la frase sea dicha por un político que por un cantante. El primero está siempre expuesto al linchamiento popular ya que se le presupone una enorme capacidad y cierto talento innato para decir cosas que nos hagan sentir vergüenza ajena. Si la dice una estrella cualquiera, sirve para recordarnos que es un tipo como nosotros, que también sabe cagarla cuando habla, e incluso puede llegar a humanizarle aún más y salir beneficiado de la estupidez que ha soltado. Según la celebridad, nos cebaremos más o menos a través de una carcajada destructora o una sonrisa de complicidad.

Por ejemplo, los jugadores vascos que suelen ser convocados una vez al año para un partido de fútbol entre Euskadi y otro país invitado. El año pasado la selección cambió su nombre incomprensiblemente a Euskal Herría, un estado inexistente políticamente. Este Año la Federación Vasca se echa atrás y vuelve a la denominación de Euskadi. Los jugadores han escrito un comunicado oficial en el que se niegan a jugar si su Federación no devuelve a la Selección la denominación de Euskal Herria.

Me surgen tantas preguntas como patadas en el estómago. Comprendo que haya laportas, calderones, cerezos y florentinos empeñados en mezclar fútbol y política, básicamente porque los clubs son empresas que como tales, necesitan de los favores políticos. El fútbol es el representante número uno de la globalización del Siglo XXI. Si queremos que en un Madrid o en un Barça estén los mejores del mundo, tenemos que aceptar que todo eso tiene un precio (una auténtica aberración para el sentido común, pero no para el capitalista).

Y tantos ceros sólo son alcanzables para unos pocos indeseables que hacen realidad nuestros deseos. Se juega sucio en los despachos para que se pueda jugar bien en el campo. A veces se consigue, a veces no. El fútbol moderno es el espejo donde se mira la vida moderna: allá donde el fin justifica los medios. Incluso el pequeño, el que no puede jugar sucio en los despachos, sí lo hace en el campo hasta conseguir el fin de la victoria.

Aún así me niego a aceptar que sean los jugadores los que lleven la política al terreno de juego. Abajo se juega con un balón. El discurso se da tocando la bola, no leyendo manifiestos. Está de puta madre que cualquier país o nación del Estado decida jugar partidos amistosos. Es una gozada que jugadores de Galicia, Catalunya, Andalucía, Euskadi o Cantabria decidan juntarse de vez en cuando con los suyos para echar un partidillo. Todos hemos jugado alguna vez entre barrios dentro de una misma ciudad, sin otra excusa que la de pasar un buen rato y, de paso, demostrar a los demás que jugamos en un barrio con su estilo propio, ni mejor ni peor que el otro.


Otra cosa bien distinta es que unos señores con pantalones cortos manipulen el deporte y quieran enviar mensajes políticos a través de él. No, señores, por ahí no pasamos. Euskal Herría puede ser una realidad cultural, sentimental, e incluso de identidad, pero no es una realidad política. Lo interesante sería entender de una vez por todas esa necesidad de algunos por ser reconocidos bajo naciones, países, himnos, banderas y escudos. Discúlpenme, pero a mi me gusta el himno del Barça cantado por Serrat tanto como el de España abrazado a los colegas antes de un partido de la roja. Y cuando digo lo mismo, me refiero a que me trae sin cuidado. Son estupideces ambas, jugar a eso o no, depende del sentido del humor y otras cosas.

Está claro que algunos jugadores saben moverse por el campo pero no se desenvuelven igual delante de un micrófono. Sólo así se explica que Cáceres, que juega como defensa en el Barça cuando Pep lo permite, se alegre de la lesión de un gran futbolista como es Van Nistelrooy, quien permanecerá entre seis y nueve meses de baja por distintas operaciones.

Yo quiero que el Madrid esté siempre jodido, pero en Primera División (me niego a decir Liga Bebeuveá) y con todas sus estrellas sobre el campo. Quiero que el Madrid pierda siempre, pero con Casillas, Ramos y Van Nistelrooy dándolo todo o casi todo. No entiendo el fútbol como desgracia física para nadie, ni siquiera para el rival. Por favor, que alguien le de una colleja a este tipo, se la ha ganado a pulso. Señor Cáceres, si quiere llamar la atención, hágalo con clase. El otro día, en el Camp Nou disfruté viendo a este chico en el centro de la defensa junto a Carles Puyol. Un buen defensa tiene que saber cuándo y, sobre todo, cómo atacar. Le daremos otra oportunidad, no obstante.
He leído que la Jolie quiere dejar el cine. Hace tiempo que el cine la abandonó a ella, si es que alguna vez la acogió entre sus brazos. Lo importante es que lo deje a tiempo, antes de hacer una peli mala.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Trivializar después de polarizar

Estoy escuchando 'Break my heart', un tema de lo más funky y discotequero, de esos que hacen que se te mueva el cuello inconscientemente hacia delante y hacia atrás cual gallina seductora. El mérito es de un tipo llamado George Clinton, quien a mediados de los setenta se encargaba de sembrar ritmos a partir de la fuerza de Jimmy Hendrix y del talento rabioso de James Brown.


El caso es que escuchando a este tipo y haciendo el movimiento que comentaba antes con el cuello, a uno no le queda más remedio que trivializar muchas cosas que parecen tener una intensidad que realmente no tienen. Llevamos más de un año escuchando que va a ganar Obama. Vale, ya ha ganado. Ahora toca que la gente se calle y hable él. O mejor dicho, que actúe, porque hablar, ya ha hablado demasiado.

El discurso norteamericano es tan pobre –'Yes, we can'- que llevamos un año hablando de cambios sin saber cuáles serán. Síí, vótenle, es negro. Dejen que el resto del mundo vea que los americanos no somos racistas. Vótenle, odia a Bush. Sí, somos muchos los que odiamos a este ranchero sin escrúpulos, pero eso no implica estar del lado del otro partido. La humanidad es inútil por naturaleza: todos sabemos que la política es el discurso, y no la aplicación real de este. Y más aún en nuestros tiempos, en esta era mal llamada modernidad. La forma sobre el fondo. Sí, podemos cambiar, pero aún no sabemos qué. Ya veremos qué.


¿Cerrará Obama Guantánamo? ¿Traerá todas sus tropas de Irak? ¿Permitirá el matrimonio homosexual? ¿Peleará contra la pena de muerte sobre la que no se pronuncia en contra? ¿Levantará el embargo a Cuba? ¿Reducirá los niveles de consumo energético en su país? Y de libertades sociales en EE UU, mejor no hagamos preguntas. Algo huele mal desde unas elecciones en las cuales, como en Galicia, votan hasta los muertos y otros seres mitológicos.


EE UU no es Obama. Tampoco España es Zapatero. Los americanos dicen que pueden. Vale. Hace poco más de 4 años y medio Zapatero alzaba el dedo gordo a los españoles el día que lo elegían Presidente. Muchos de aquellos que sonreían ante el gesto, ahora quizá devolverían otro dedo al Presidente. Pero pónganse a la cola, que antes hay miles de parados con muchas más ganas.


De acuerdo, no todo el monte es orégano. Pero tampoco tendría por qué ser mierda.


En nuestro país los partidos, y en general la política, quiere parecerse al sistema americano. Bueno, alguien les dijo que eran pioneros de no sé qué, y ahí que vamos. Vamos a simplificar las cosas. Si eres español y eres de izquierdas, tienes que votar al PSOE, si no, eres un radical confuso y peligroso. Si eres español y de derechas, tienes que votar al PP, si no, eres un tránsfuga y un mal español. Luego resulta que, en ocasiones, el 30 por ciento (dicho así suena poco, pero son casi uno de cada tres) no va a votar.


Y no nos engañemos, todos sabemos que en España sólo hay dos partidos –que no ideologías-. Muchos dirán que aquellos que se abstienen son gente sin principios democráticos, que son antisistema o unos perezosos que no ejercen su libertad como deberían. Para ellos la china. Sin duda, al más puro estilo americano. O estás conmigo, o no estás con nadie. O juegas a mis reglas, o te marginamos. ¿Por qué uno de cada tres asientos del Congreso no está vacío? Si eres extranjero y eres de.. Ah, no, si no eres español, no juegas, sólo produces pasta para nosotros. Perdón, para el Estado.


Es realmente cómoda mi postura. Mande quien mande, siempre hay que azotarle. La oposición te da un margen de maniobra. Cuando los psoecialistas estaban en la oposición, muchos de sus exabruptos eran la voz de la mayoría de los españoles. Cuando no estás en el Gobierno puedes decir muchas cosas, incluso siendo objetivo de la presión mediática, que por cierto, cada día es más light. Pero ese es otro cantar.


Hace un mes pillamos a Rajoy diciendo que el desfile de las Fuerzas Armadas era un coñazo. Algunos lo utilizaron para destruirle. Esto puede parecer raro, pero.. Yo, particularmente, estoy de acuerdo con él. Todo el mundo se le echó encima por ser un dirigente político. La verdad es que yo concibo la voz del político como la voz del pueblo, entre otras cosas. En este caso la voz Popular fue también la popular. Hasta que ese cáncer de lo políticamente correcto inundó al gallego y salió a pedir perdón. Por favor, si alguien está de acuerdo con Rajoy sobre ese tema, que le aplauda sin miedo a ser etiquetado de facha. Que eso en este país se lleva mucho.


Pero la de Rajoy no ha sido la única afirmación certera que ha venido, en menos de un mes, desde el frente Popular, es decir, desde la oposición (algunos se relamen cuando se menciona). Hace pocos días, el Responsable de Política Internacional del PP, Jorge Moragas (un pijo de cortijo), comparaba la política de su partido con los ideales de Obama. Y llegaba a la conclusión que aquel tipo del otro lado del río estaba a la derecha del Partido Popular.


A alguno le sonará a coña: el caso es que esta afirmación tiene más verdad de lo que a algunos les gustaría. Yo estoy de acuerdo con este tipo, quien por cierto, me da mucha grima. Y prometo que mi brazo derecho nunca señala al sol con firmeza.


Me duele ver cómo los gobernantes españoles sonríen llenos de esperanza ante la victoria de Obama, siendo sus ideales tan ajenos a las libertades que presumimos en Europa. Hace gracia ver cómo tantos 'progresistas' en España se alegran de la victoria de Obama, como si hubiese resucitado el Ché. Ha llegado el Mesías, coño.


A estas alturas sólo falta que Farruquito viaje a EE UU para pedir la amnistía, y de vuelva a España sea recibido como un héroe que ha sido tocado por el Elegido. O que en una serie de Álex de la Iglesia se diga que la Capilla Sixtina es una sauna de chulo de putas. ¿Os lo imagináis? Si alguien se ríe con la broma, cuidadín, que puede ser excomulgado. Con de la Iglesia hemos topado.


Con todo tan polarizado es normal que identifiquemos a la Palin con la Pantoja y nos riamos de ellas por igual. Es lo único que nos queda, trivializar después de polarizar. Y si no, vean la última de los Coen: una gozada.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Nuevo Inquilino


El nuevo presidente electo se llama Barack Obama. El candidato demócrata se impuso con rotundidad en unas elecciones decisivas para la historia de Estados Unidos. El Cambio que se necesitaba ha tenido lugar.

McCain, “el vieo”, ha tenido muy poco que hacer con sus 163 votos electorales frente a la impresionante cifra de 349 de Obama. No se ha alcanzado la cifra record de Bill Clinton (bendito Bill), que alcanzó los 379 votos electorales frente a los 159 de Bob Dole (¿alguien se acuerda de éste¿) en 1996. En el Senado y el Congreso, el triunfo ha sido igualmente para los demócratas, que afianzan su liderazgo en ambas cámaras, lo que les permite obrar con algo más de libertad, aunque no con mucha, ya que no han logrado la ansiada mayoría absoluta.

Y tras las elecciones y las cogorzas posteriores, llega el momento ahora de mirar hacia delante y de plantearse cómo se va a producir el cambio que proclamaba Obama durante la campaña en sus mítines y en todas las comparecencias y declaraciones públicas que ha realizado durante los 21 meses que han pasado desde que iniciara el camino hacia la Casa Blanca.

En principio su agenda deberá centrarse en intentar conciliar la crisis económica con sus promesas. Y es que Obama ha planteado para el futuro inmediato de Estados Unidos una serie de medidas que escapan de la vida tradicional americana (rifles, gorros de cowboy y camisas de pana). Algunas de ellas son dar cobertura médica mediante Seguridad Social al estilo europeo, luchar contra el cambio climático, reducir los impuestos del 95% de los contribuyentes, finalizar la Guerra de Irak, y lograr la independencia energética en 10 años. Medidas, todas ellas, que supondrían un ejercicio, de por sí, complicado en una situación económica normal. Con la actual crisis internacional, estas medidas deberán verse alteradas, ya sea reduciéndose o retrasándose. Y esto es algo que deberá ser tratado con tranquilidad y con seriedad, para no transmitir a la sociedad que el cambio no se va a producir. Es por ello que el panorama que se encuentra Barack Obama supone un desafío para sus ideas, descendientes de aquellas que ilusionaron con anterioridad a Estados Unidos de la mano del clan Kennedy o de Martin Luther King.

Sin embargo, esta situación no ha ocultado el momento de éxtasis que ha recorrido todo el país y que se ha contagiado por prácticamente el mundo entero. No era ocultado por la comunidad internacional que era preferido Obama como presidente antes que McCain, y es que la necesidad de cambio no se limitaba a los Estados Unidos, sino que era una necesidad global. Obama representa un espíritu nuevo, con fuerzas nuevas y con un mensaje claro: cambiar el mundo para mejorarlo.

En el discurso que ofreció en Chicago ya como presidente electo, ante un público que irradiaba felicidad y que no paraba de bailar, Obama volvió a pronunciar su frase “yes we can”. Él ha podido, ha podido vencer a sus adversarios (incluida la barrera racial) y ahora es el momento de ver si el pueblo americano está preparado para enfrentarse al nuevo orden que entrará en función dentro de 70 días, cuando George Bush abandone la Casa Blanca y deje paso al hombre que, por ahora, está llamado a cambiar el mundo.


Hablando con un compañero de Blog hemos llegado a la conclusión de que la situación de ver a un presidente negro en la Casa Blanca, parece ficción, como una película de Hollywood. O más bien, como una obra de Ciencia Ficción, tales como las que escribía Michael Crichton.

Y es que el mismo día 4, falleció Michael Crichton, uno de los autores que yo pondría en mi Olimpo de aquellos que más han influenciado en mí. Crichton ha sido el escritor que junto a Isaac Asimov, más ha acercado la ciencia ficción al público general. Si bien sus obras no son poesía, sí su imaginación era descomunal. Estudió Medicina y Antropología, a los 23 años daba conferencias, ha sido director de cine, productor y guionista. Fue el creador de Urgencias, la gran serie de televisión, y la gran mayoría de sus obras han sido llevadas al cine. Posiblemente todos lo conozcan por “Parque Jurásico” o “El Mundo Perdido”, aunque su mérito real reside en otras obras. Yo lo recordaré siempre por aquella primera que leí, “Congo”, y por tantas otras que llegaron después, “Esfera”, “Rescate en el Tiempo”, “La Amenaza de Andrómeda”, “El Guerrero número 13 (Devoradores de Cadáveres)”, “Acoso”, “Estado de Miedo”, “Sol Naciente”,… Y aunque no compartía alguna de sus tesis, siempre me ha encantado su posición crítica y furiosa hacia la prensa vulgar y corriente que ha querido escribir sobre ciencia… Por ello, desde aquí, Crichton, no te preocupes, que yo seguiré pensando que los periodistas son unos ineptos que no saben nada de nada…


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miércoles, 5 de noviembre de 2008

Fotografía a tamaño Real

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Llega el Príncipe Felipe y dice: “Papá, tengo que confesarte algo, soy gay”. Y le contesta el Rey: “no hijo, el guey soy yo y tú madre la gueyna”. Éste insípido chiste me vino a la memoria el otro día cuando saltaron a la prensa las famosas declaraciones de la Reina doña Sofía recogidas en el libro publicado por la periodista Pilar Urbano. Aunque se trata de una insulsa gracia, suponemos que tampoco llenarían de orgullo y satisfacción al monarca si algún día llegaran a producirse. El Rey se atragantaría entonces con los polvorones, y no podría analizar la mañana del 25 de diciembre los datos de share de su mensaje navideño. Pero en esta ocasión la protagonista es doña Sofía.



La sangre azul ha recorrido la última semana las arterias de la opinión pública provocando más de un coágulo. El primer trombo ha obstruido las opiniones del colectivo gay y no han tenido en la reina precisamente a una Colega. Quizá el arco iris de su bandera confunda a doña Sofía, obcecada como todo buen hijo de monárquico, en no ver nada tricolor, y mucho menos, en siete colores. O simplemente a la consorte se le haya atragantado el yogur griego, o mejor dicho, el yogur y el griego.

Con todo, es extraño que las altas dosis de sinceridad de la helena no afecten a la otra, a la infanta. Los dardos de sus comentarios podrían haberse clavado perfectamente en los lunáticos pantalones de su ex-yerno, el duque de Marichalar. Así, las confesiones de la Reina no hubieran levantado tanta polvareda y las cedras del cepillo hubieran barrido para casa. Sin embargo, la tolvanera de sus afirmaciones ha despertado un aire bien distinto. Su falange ha señalado a Primo de Rivera, la religión y la escuela. También ha tenido tiempo para dejar unas breves notas sobre el adusto gesto de Aznar, el autoritarismo de Putin o el aborto y la eutanasia.

Pero este libro lejos de la polémica sí que ha servido para algo. Doña Sofía ha sacado a luz una de sus grandes aficiones: la fotografía. Por fin se despejan numerosas incertidumbres. Ya no habrá que hacer más ecuaciones para saber quien era el encargado de colocar los marcos de fotos detrás de Juan Carlos I el 24 de diciembre. Ni siquiera preguntarse quien fue la responsable de supervisar los primeros ensayos de perfil del Rey en Zarzuela, para que el monarca quedara bien acuñado en las monedas de veinte duros. Pese a ello, algunas dudas todavía me asaltan. El nuevo horizonte otorrinolaringológico de la Princesa Doña Leticia o el supuesto robado del Rey desnudo tomando el sol en el yate Fortuna, son incógnitas difíciles ahora de resolver. Lo único claro es que a la Reina le va el PhotoShop.

En una entrevista a Efe distribuida la semana pasada dijo ser la artífice del fotomontaje con el que los Reyes felicitaron las Navidades en 2005. Entonces la Casa Real tuvo que admitir ante las evidencias de la imagen, que todo era una farsa, aunque la Reina permaneció como autora en el anonimato. Hoy doña Sofía pasa a la primera línea de la actualidad y hasta da la receta para realizar un buen “ensamblaje monárquico”. “Tenía la foto del Rey y la mía con Leonor, así que cogí la del verano anterior en Mallorca con los otros nietos y los coloqué debajo”, explicó.

A partir de ahora posiblemente esta frase se incluya dentro de los tutoriales de programas de diseño e imagen, e incluso se invente un nuevo tipo de archivo el “.sofí”, que sin duda será el de más calidad y peso, y por supuesto, incompatible con otro tipo de formatos como el republicano.
Por esta razón es complicado que el objetivo de doña Sofía coincida con el de la sociedad, porque a la Reina le van más las fotografías a tamaño Real.